¿Qué hubiese pasado si...? Atados al pasado.
- Romina Turconi
- 6 sept 2016
- 3 Min. de lectura
¿Y si hubiera hecho? ¿Y si le decía que no? ¿Que hubiese pasado si elegía otra carrera? Me tendría que haber organizado de otra manera, seguro que así llegaba, que tonta soy! ¿Por qué me quedé si ya sabía que esto no iba a funcionar?
¡Que levante la mano el que se siente identificado con alguna de estas preguntas o al leerlas se le disparó internamente una conversación similar! ¿En dónde me paro cada vez que me quedo enredada en estas preguntas? ¿Para qué revivir cien veces en mi cabeza la correcta respuesta, la correcta acción, que debería haber sido? Pensamientos autodestructivos, desubicadores del presente y llevadores al pasado. "La correcta respuesta, la correcta acción", por ejemplo, levantarme e irme, respetarme y protegerme de la persona que me estaba gritando en la oficina. No lo hice. ¿Puedo cambiarlo? NO, esa situación ya es parte del pasado. ¿Me sirve seguir resistiendo? Yo digo que NO, todo depende de aquello que quiera lograr. ¿Quiero vivir en el pasado resintiendo, volviendo una y otra vez a la pregunta por qué el mundo no actúa como yo quiero? o ¿quiero conectarme con mi presente con mi futuro, aprender de mi pasado y continuar el viaje? ¿Cual es la brutal diferencia? El acceder a la primera pregunta hace que me quede anclada en el pasado, en lo que no fue y en lo que no será si elijo la inmovilidad y la inocencia de dejar al mundo la responsabilidad de mi propia vida. En cambio, la segunda pregunta a mi me abre posibilidades. Posibilidad de aceptar, de aprender, de corregir, de empoderarme para construir lo que quiero desde una versión de mi misma más sabia. Todo se reduce a la responsable acción de elegir.
Hace unos meses, y como respuesta a una situación que viví de vacaciones, diría hasta cotidiana, declaré un QUIEBRE (ya abordaremos esta interpretación en otra publicación) que me acompaña hasta el día de hoy y significó un poco el motor de este texto: ¿Qué quiero que pase? Soltar y disfrutar, con conciencia total en el momento, en la apertura de mis sentidos, en el disfrute, en la contemplación del otro, y la sensibilidad hacia su energía y mi intuición - ese "ruido" interno (aquella interpretación de un sonido que me genera malestar, diremos que el ruido como tal no existe!) que me alerta "esto no está bien". Evitar la "ebullición desmedida" que me hace quedarme ciega, sorda y muda respecto a esta intuición, mi voz interna. Yo quiero ser dueña de mis decisiones conscientes, claras, equilibradas, calmas.... Y aún así no puedo asegurar certidumbre en el resultado, no puedo asegurar que sea la mejor decisión, el mejor camino. Sí elijo la templanza con la que transitar ese camino, y aunque no resulte el mejor, tendré conciencia que al momento de elegirlo era mi mejor opción, que fui coherente entre lo que sentía, quien estaba siendo y el lugar al quería llegar. Confiar en que nada es en vano, en que todo sucede para algo, y si realmente estamos abiertos al aprendizaje, cada persona, cada situación deja algo en nosotros... Ningún tránsito es en vano. Claro que dependerá del filtro desde el que elija interpretarlo: resiento y quedo presa del pasado, me resigno y vuelvo al presente con la condena de no ser suficiente hoy porque no lo fui en el pasado, o acepto mi pasado y construyo a partir de hoy quién quiero ser y qué quiero lograr.
Soltar lo que no fue, perdonarme a mi mismo, y ser compasivo con mi ser... Lo que elegí hace años atrás puede condicionar mi presente, aunque no mi futuro. Y me repito como un mantra "Aquello que resisto, persiste. Avanzo, todo está bien. Hoy, ahora, en este momento. Respiro, vivo, disfruto aquello que es. Soy. Acepto el error como posibilidad, me los permito a mí y a los demás. Aprendo, aprehendo, corrijo, elijo, vuelvo a hoy. Respiro."

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