top of page

Del amor y unas tantas expectativas.

  • Foto del escritor: Romina Turconi
    Romina Turconi
  • 10 sept 2016
  • 5 Min. de lectura

“Yo soy Yo

Tú eres Tú Yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas Tú no estás en este mundo para cumplir las mías. Tú eres Tú Yo soy Yo. Si en algún momento o en algún punto nos encontramos Será maravilloso Si no, no puede remediarse. Falto de amor a Mí mismo Cuando en el intento de complacerte me traiciono. Falto de amor a Ti Cuando intento que seas como yo quiero En vez de aceptarte como realmente eres. Tú eres Tú y Yo soy Yo.”

Fritz Perls


¿Cómo no te das cuenta? ¿Vos me estás cargando? Mirada punzante... Internamente corre la voz “¿cómo es que no responde de la manera en que yo lo haría si es tan claro? Esperaba otra cosa de vos... o más.” Y viceversa.


¿Más de qué exactamente? ¿Hicimos algún tipo de acuerdo psicológico en donde especificamos todas y cada una de las reacciones, comportamientos, emociones que vos, que yo debiéramos sentir frente a cada situación que vivimos?


Yo espero de vos, vos esperas de mí... Y el que espera, desespera. Y cuando no llega aquello que yo haría, en el tiempo y manera en que espero, mis expectativas sobre vos se desmoronan. ¿Qué poder me estoy atribuyendo para creer que puedo demandar ciertas palabras, ciertas respuestas, ciertas acciones, ciertas emociones? Y no importa lo que hagas, digas o sientas, mi foco estará puesto en mis proyecciones no cumplidas (la negrita del MI no es inocente!)


Yo acomodada a tu ideal, vos acomodado al mío, terminamos siendo dos cuerpos condicionados y maleados por la percepción y la expectativa que tenemos el uno sobre el otro. Y no me reduzco solo a una relación de pareja… Consideremos todas nuestras relaciones: pareja, amigo, hermano, madre, padre, jefe, hijos... ¿Cuántas veces nos hemos encontrado depositando en el otro la responsabilidad de nuestra realización personal, la justificación de por qué no hice, por qué me enojé, por qué dije? ¿Cuántas veces hemos entregado a un tercero la responsabilidad y manejo por nuestra propia felicidad? Y aunque parezca duro gente, como diría Joan Garriga en su libro “El buen amor en la pareja” (que de paso lo recomiendo ampliamente para quien quiera profundizar sobre algunas de estas ideas), “Tengo una buena noticia: nadie puede hacerte infeliz. Y tengo una mala noticia: nadie puede hacerte feliz.”


¿Qué responsabilidad, qué poder pongo en los hombros del otro? ¿Quiero un salvador, una media naranja, un depositario de excusas, un chivo expiatorio, un complemento? ¿O quiero un compañero, un otro recíproco, completo, vulnerable, con luces y sombras, inquietudes, aciertos y desaciertos, emociones y comportamientos propios y maravillosamente individuales? Un otro con quien diseñar constantemente un mecanismo de equilibrio de roles, entre dar y recibir, porque en el momento en el que este mecanismo se resiente, y ya no hablamos de pareja, sino de acreedores y deudores, además de agotarse y dejar de retroalimentarse, el rol acreedor comienza a sentir un derecho moral de exigir actuar según estándares personales, y el rol deudor comienza a sentir que nada es suficiente, que esta "deuda" es impagable.


¿Qué posibilidades de transformación encontraríamos si, en vez de un “deseo depositado”, consideramos la construcción conjunta de una relación, de amor sincero, de entrega y aceptación, del otro... de mí mismo? Si consideramos esta palabra tan conocida y utilizada por todos, aunque tan compleja de sincera y verdaderamente practicarla: legitimación. Legitimar al otro en su completa expresión, identificarnos desde nuestras diferencias. Comprender y aceptar amorosamente que el otro lee, interpreta, procesa, reconstruye, siente y devuelve como y por sí mismo. No es adivino, no tiene poderes psíquicos y tampoco es una extensión nuestra, ni de nuestros pensamientos, ni de nuestras emociones, ni de nuestras acciones.


¿De qué hablamos entonces? ¿Me resigno a como es otro, ignorando mi sentir? ¡Absolutamente no! ¡Claro que no! ELIJO... Elijo conversar, distinguir quién estoy siendo yo en esa relación, qué quiero lograr, qué pedidos puedo hacer (entiéndase el pedido como la posibilidad de respuesta entre sí o no!), qué promesa necesito o quiero realizar. ¿Puedo controlar la respuesta del otro? Por lo que llevo expuesto al momento, mi respuesta es no. El otro también elige. Y nos va a llevar derecho al fracaso, el comenzar a trabajar mi estar siendo en una relación pensando o esperando una respuesta en concreto. Si yo “cambio” para que el otro cambie como espero, volvemos a mis expectativas puestas al servicio de una proyección sobre el otro. Va a cambiar si quiere hacerlo, si puede hacerlo, si le interesa hacerlo, si necesita hacerlo.


Dar por el simple hecho de hacerlo, de disfrutarme a mi mismo en ese vínculo, de sentir que no mendigo, que no mezquino, que estoy siendo quien quiero ser en esa relación sincera y libremente.


Y si la respuesta no es la que esperaba... Yo encuentro tres opciones, aunque podría haber más… La primera, prolongar una relación desde la que, lo único que alimento es mi resignación y mi resentimiento. La segunda, aceptar hoy que a pesar de todo, es la relación que elijo, que para algo la sigo eligiendo. Y la tercera mágica palabra, NO, seguida de la declaración que me conecta con aquello que sí quiero, incluso cuando la persona que tengo enfrente no es parte de esa visión. ¿Fácil? Para nada, aunque diremos que absolutamente posible.


Creo haber sido testigo de situaciones en donde la presión individual, colectiva, la mirada de la sociedad, son más fuertes que el deseo de bienestar, desgastando tanto una relación que se pasa del amor al odio en cuestión de segundos... Al punto en donde una relación inelástica se reduce a cómo lastimar más al que tengo enfrente. Registremos los casos de divorcio, o de separación de sociedades, o de punto final a determinadas relaciones, ¿cuántas de ellas son en términos "saludables" para las partes? ¿Qué acontece para que el amor de tu vida se transforme en tu principal enemigo? ¿Será que estamos mal invirtiendo tiempo en seguir siendo parte de vínculos presionados por el “deber ser”? Vínculos en los que si nos dejáramos fluir, seguramente transitaríamos caminos diferentes, en donde ambos podamos reconvertirnos, acompañarnos desde otro rol, desde otro lugar, aunque sin perder el amor, el objetivo, el respeto, la amistad que originariamente nos unió. ​​


¿Quién quiero ser yo en cada una de mis relaciones? ¿Cuál es mi compromiso en cada una de ellas? ¿Cómo es mi confianza, el registro de mi mismo y del otro, de cada detalle que conforma esa relación? ¿Puedo ir más allá de lo que mis expectativas y necesidades me proponen?


Mi invitación: Aceptar, aceptar el diseño, la construcción y materialización que a dos personas las hace sentir plenas, felices, en conexión con el otro. Libres, descontracturadas, flexibles, siendo fieles a sí mismos y a la emoción que les despierta la persona que tienen enfrente, a esa energía que vibran independiente de la forma y la etiqueta que elijan adoptar, dejando un poco de lado el estereotipo social, los patrones culturales, sus propias estructuras y juicios.


Todo está en movimiento, todo se transforma.



 
 
 

Comments


 KAIROS MANIFIESTO: 

 

Espacio de reflexión, creativo, de trabajo personal y re-conexión. Conversaciones de coaching personal y profesional (presencial u online), dinámicas de grupos, talleres corporales, encuentros de meditación.

El coaching ontológico es un proceso creativo, reflexivo, transformacional, de aprendizaje que te permite ampliar la capacidad efectiva de acción a través del cambio de observador que hoy estas siendo respecto a una situación. Es por esto, que decimos que trabajamos sobre el ser, sobre quien estás siendo hoy y quien queres ser.

Kairos - "Tiempo sin tiempo".

El momento adecuado en que somos concientes, preparados para vivir plenos, en sincronía, inspirados, presentes aquí y ahora, coherentes y alineados en lenguaje, cuerpo y emoción. 

 POSTS RECIENTES: 

© 2023 by The Artifact. Proudly created with Wix.com

  • Facebook B&W
  • Twitter B&W
  • Instagram B&W
bottom of page